Nos fijamos demasiado en las grandes cosas, cuando lo realmente bonito se encuentran en las más pequeñas y delicadas.
Nos fijamos demasiado en lo material, y al fin y al cabo, de qué sirve. De qué sirve tener de todo si al final no te llena nada.
Muchas personas han sido criadas sin cariño alguno y desde pequeños solo han recibido "amor" de objetos que recibían. Esas personas se convierten en dos tipos, las egoístas y avariciosas o las frías sentimentalmente.
Estas últimas personas llegan a un punto de su vida donde su vacío empieza a aniquilar su más profundo interior, estas personas son las que tratan de dar todo sin recibir nada a cambio porque en su día nunca lo tuvieron, y recibirlo sería un descoloque de todos sus papeles, estas personas son las que valoran los pequeños detalles, porque saben que lo más pequeño equivale a lo más grande. Estas personas son difíciles de encontrar, estas personas simplemente valen la pena.
Lo sencillo está en lo bonito y delicado, incluso en lo más estúpido se puede encontrar, es como mirar a la ventana en un día de lluvia y ver como las gotas descienden lentamente hasta juntarse una con otras.
Así es la vida, una metáfora de esa situación, somos gotas que encontramos en el camino a otras, para luego arrasar con ellas y continuar solos. Es una carrera sin ayuda donde la meta es el borde, el borde de la ventana, el borde de la vida.
Cosas así, solo las puede ver quien aprecia los mínimos detalles.