sábado, 23 de mayo de 2015

Apariencias.

Y es así, en cierto modo las apariencias engañan, uno no sabe al final con quien trata, porque, detrás de una sonrisa, siempre hay miles de lágrimas, detrás de cada mirada, de cada acción hecha, hay miles de historias que han llevado a ese camino.
Uno no conoce realmente a una persona, porque, ni la misma persona se conoce a si mismo.
Dicen que en esta vida hay que confiar, pero confiar es entregarle a otra persona tu vida entera, ya no hablemos de relaciones amorosas, hablamos de amistades, e incluso familia. En esta vida no se puede confiar en nadie, a veces ni en un uno mismo, ya que puedes llevarte fácilmente a la boca del lobo.
Confiar es un arma letal.
Apariencias, queridas apariencias, tan solo somos actores, en un escenario llamado "vida".
Actuamos de miles maneras.
Llega un día en el cual la gente se quiere adentrar en tu pequeño teatro, pero no para contemplar tu actuación, sino para intervenir en ella, lo cual lleva a los prejucios, y de manera imperceptible cambian tu obra, la distorsionan, y hacen de ti un papel el cual no es el tuyo.
Pero en realidad no hay nadie que te conozca, dime ¿a caso te conoces a ti mismo?
Creedme, por mucho que habléis con vuestro "yo" interior, o vuestros pensamientos, siempre habrá una faceta que os sorprenderá de vosotros mismos, y es ahí cuando empezarás a dudar de qué tipo de persona eres.
Quizás en el camino de la vida, te vayas descubriendo poco a poco, pero nunca alcanzarás ese cien por cien.
Sabemos lo que somos, pero no cómo somos.